LA HORA DE LOS CORPORATE VENTURE CAPITAL

El 2021 fue sin lugar a dudas el año del venture capital, tanto a nivel local como internacional. Las startups chilenas se insertaron rápidamente en el ámbito internacional incorporándose tres de ellas como unicornios; otras varias siendo seleccionadas en renombrados programas de aceleración de nivel mundial; y en general, siendo parte de numerosas rondas de inversión con tickets que superaron largamente el promedio de los años anteriores.

A lo anterior se sumó el anuncio de la plataforma Santiago Venture Exchange (“ScaleX”) bajo la alianza CORFO y la Bolsa de Comercio de Santiago; llegó la tan ansiada irrupción de las AGF en el mercado del venture capital, y se inició una incipiente ola de operaciones de fusiones y adquisiciones entre startups de la región, que sin duda dejan al país con un mercado más profundo y maduro en todas sus líneas.

No obstante, a pesar de todas esas buenas noticias, aún existe un gigante dormido en el ecosistema nacional. Los Corporate Venture Capitals (“CVC”), acaso los únicos capaces de competirles seriamente a los VC ́s a nivel de inversión y a quienes los emprendimientos locales deberían tener necesariamente en su radar al momento de requerir financiamiento.

Según Duschnitsky y Lexon, los CVC podrían definirse como:

Aunque en Chile el modelo de CVC está lejos de explotar, ya son varias las compañías de diversos sectores que han iniciado el trayecto de formalizarse como tales, entre las cuales destacan algunas como Masisa, Copec, Kauffman, CMPC, Consorcio, Falabella o Gasco, entre otras varias.

Las ventajas para los CVC de invertir en este tipo de compañías se traducen en una serie de beneficios tales como obtener una ventana a la innovación, acceso a tecnologías complementarias, identificar talento y en algunos casos obtener beneficios financieros y estratégicos, según el programa de CVC implementado por la matriz operativa.

La pregunta radica entonces en determinar cuál es la ventaja de las startups de financiarse con un CVC, lo que podemos resumir en los siguientes puntos:

A. Elimina el estrés de la desinversión.

En comparación con los fondos de venture capital y el retorno comprometido para con sus aportantes, las grandes compañías no están forzadas o condicionadas en el tiempo a generar un exit o desinversión acelerada. Es más, en muchos casos condicionan la inversión en obtener call options que permitan la adquisición completa de la empresa, fundadores incluidos.

B. Smart Money.

Si bien tanto los VC ́s como los CVC ́s ofrecen financiamiento y asesoría especializada, los últimos marcan la pauta en cuanto se trata de contar con líneas de distribución, partners estratégicos, fuerza de venta experimentada, presencia global y por sobre todo clientes.

C. Reputación.

Los startups financiados por CVC ́s obtienen rápidamente una validación en el mercado que raramente podrían obtener a través de financiamiento de otros inversionistas privados, permitiendo complementar sus servicios o acceder a canales de venta con menor costo.

D. Pilotajes.

Uno de los métodos de validación comercial mas requeridos por ciertos emprendimientos se verifica con la implementación de pilotos comerciales, los que podrían permitir beneficios tales como acceso a espacios de trabajo e instalaciones de I+D, formación de sus equipos, acceso a talleres o la posibilidad real de efectuar ensayos de campo.

En síntesis, y luego de más de 20 años en que ha existido una política estatal que ha logrado crear e insertar un mercado de venture capital local sustentado principalmente con subsidios CORFO a todo nivel (grants directos a startups o intermediando con aceleradoras de negocios y fondos de inversión) es la hora de las grandes compañías de tomar la posta y cerrar el ciclo natural del venture capital chileno en cuanto a inversionistas se trata.